Cada vez estoy más convencida de dos cosas: que el poder de nuestra mente es ilimitado y que desgraciadamente el ser humano vive empanado, porque tan sólo utiliza una ínfima parte de ese gran poder.
Debería ser una asignatura obligatoria el que nos enseñaran a utilizar nuestro potencial mental, que junto con él, nos explicaran cómo aprender a pensar en positivo, en vez de enseñarnos a quejarnos y a ir de víctimas por la vida.
En éste último año, he sido consciente de que todo aquello que creamos en nuestra mente, se convierte en nuestra realidad. Que si agradecemos las cosas buenas que tenemos, nos vienen más cosas buenas por las que estar agradecidos. Por el contrario, si tan sólo vemos las cosas malas que nos rodean, la vida nos envía más de lo mismo para poder seguir quejándonos. Como se suele decir, es la pescadilla que se muerde la cola.
No hay personas fuertes y personas menos fuerte, tan sólo, personas que deciden aprender y personas que prefieren vivir estancadas. En el momento en el que decides tomar las riendas de tu vida para mejorarla, te llegan oportunidades para poder hacerlo. Nadie dijo que éste gran esfuerzo fuera fácil ni rápido. Como todo trabajo se necesita constancia y ánimo para hacerlo un poco mejor cada día, pero si eres consciente del premio que te espera al final, el camino se hace mucho más llevadero.
Desde el primer momento en que caí enferma abogué por mi recuperación, trabajé por ello con esmero y al final el premio ha sido recuperarme. Lo importante no es lo que los demás opinen, sino el resultado final.
No pongo en duda que los tratamientos médicos sean eficaces, nada más lejos de la realidad, pero sí abogo porque el enfoque psicológico que tenemos influye en los resultados finales.
Creo que poco a poco deberíamos ir utilizando y sacando provecho de ese gran potencial que tenemos llamado Mente. Quizás por ello, somos los únicos animales en el planeta que tienen esa gran capacidad. Que olvidemos la “comodidad y la seguridad” que nos brinda el victimismo y comencemos a utilizar de manera útil nuestros pensamientos.
Paula Cruz Gutiérrez.